Después de 7 años de viticultura orgánica, nuestro viñedo de Bonarda ha encontrado su equilibrio. El ambiente natural en el que se encuentra, la interacción con otras especies (pasto, hierbas, etc.), en un suelo que ha vuelto a la vida y evidencia el crecimiento cada vez más profundo de las raíces, son todos factores que contribuyen a lograr un vino cada cosecha más balanceado. Notas de frutas rojas crocantes y pimienta blanca, con una boca de taninos suaves y de sabores intensos. Tiene un final muy largo y fresco, mucho carácter, es profundo y lleno de energía; elementos que hacen de este Bonarda un vino de gran placer. Ideal para acompañar platos de pasta con salsa de tomate, pizzas y carnes magras.